Prevención del burnout: hábitos para equilibrar vida personal y laboral
¿Qué es el burnout?
Reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un síndrome ocupacional, el burnout o “síndrome de desgaste profesional" se manifiesta principalmente a través de tres dimensiones:
- Agotamiento extremo.
- Cinismo o desapego frente al trabajo.
- Sensación de ineficacia y falta de realización.
No aparece de un día para el otro. Es el resultado de una acumulación de tensiones laborales no resueltas, especialmente en contextos donde se sobrevalora la productividad y se minimizan las pausas y los cuidados personales.
Señales de alerta
Antes de que el burnout se instale por completo, el cuerpo y la mente dan señales. Algunas de ellas son:
- Dificultad para concentrarse.
- Irritabilidad o apatía.
- Insomnio o cansancio constante.
- Dolencias físicas sin causa aparente.
- Desmotivación o desgano prolongado.
Detectarlas a tiempo es clave para intervenir antes de que el impacto sea mayor.
Hábitos para prevenir el burnout
Prevenir el burnout no significa trabajar menos, sino trabajar mejor. Se trata de establecer límites saludables y construir un estilo de vida donde la realización profesional no implique el sacrificio de la salud personal. Estos son algunos hábitos que ayudan:
1- Establecer horarios claros
En tiempos de hiperconectividad, muchas personas extienden su jornada laboral más allá de lo razonable. Aprender a "cerrar sesión" y respetar los horarios es fundamental para desconectar y recuperar energía.
2- Hacer pausas activas
Durante la jornada laboral, dedicar unos minutos cada hora para estirarse, caminar o simplemente respirar profundo ayuda a oxigenar el cuerpo y despejar la mente.
3- Separar espacios
Cuando se trabaja desde casa, es importante delimitar un espacio exclusivo para lo laboral. Esta separación física también favorece una separación emocional entre trabajo y descanso.
4- Dormir bien
El descanso nocturno es uno de los pilares para el equilibrio emocional. No se trata solo de cantidad, sino de calidad: una rutina relajante antes de dormir puede marcar la diferencia.
5- Alimentarse de forma consciente
La alimentación influye directamente en el estado de ánimo y la energía. Evitar saltarse comidas, elegir alimentos nutritivos y mantenerse hidratado son prácticas básicas que a menudo se descuidan.
6- Ejercicio físico regular
Mover el cuerpo libera endorfinas, reduce el estrés y mejora el sueño. No hace falta entrenar intensamente: caminar 30 minutos al día ya aporta grandes beneficios.
7- Aprender a decir que no
Establecer límites es una habilidad clave. Aceptar tareas por compromiso o culpa puede derivar en sobrecarga. Decir que no, cuando es necesario, es una forma de autocuidado.
8- Buscar espacios de desconexión y disfrute
Leer, practicar hobbies, compartir tiempo con seres queridos o simplemente descansar sin culpa ayuda a reconectar con uno mismo y con el placer de vivir más allá del trabajo.
9- Hablarlo
Compartir lo que nos pasa con colegas, amigos o un profesional puede aliviar la carga emocional. No hay por qué atravesar el estrés en soledad.
10- Revisar nuestras expectativas
Muchas veces, el burnout se alimenta de una autoexigencia excesiva. Ser ambiciosos no debe confundirse con ser inflexibles con uno mismo. Aprender a celebrar los logros, aunque sean pequeños, también es parte del bienestar.